7 de enero de 2013

Llegando y golpeando


=EDITORIAL=

El pasado 1 de diciembre, vimos en cadena nacional la toma de protesta de Enrique Peña Nieto, quien por cierto parecía muy urgido en terminar rápido con el protocolo. Felipe Calderón lucía una feliz sonrisa, quizá porque sentía el alivio de abandonar el cargo que por seis años lo puso en el centro de las críticas y acusaciones.

Mientras en el Congreso se imponía la banda presidencial a Peña, afuera, quienes protestaban contra la imposición estaban siendo golpeados por la policía.

Tal era la indignación, que algunos jóvenes –quizá- cansados de tanta impunidad y descaro del sistema, decidieron tomar medidas más radicales, atacando las instalaciones de empresas transnacionales, propiedades de quienes financiaron la campaña del hoy presidente Enrique, sin embargo, cave mencionar, que los disturbios no fueron iniciados por los jóvenes que protestaban, sino por grupos de porros que se infiltraron en la multitud.
Fiel a su tradición, Televisa trató de minimizar las medidas represivas que ejerció el gobierno capitalino, y deformó el echo, tachando de violentos a los detenidos por la policía.

El Movimiento 132, MORENAJE y otras organizaciones de corte moderado, se vieron rebasadas en sus acciones por el coraje enardecido de los estudiantes, y en cuanto pudieron, se deslindaron de los hechos ¿qué se podía esperar de ellos?

Las escenas ocurridas el día de la toma de protesta, nos hacen recordar los sucesos de Atenco. En aquél entonces, Peña Nieto era aún gobernador del Estado de México y ocurrieron asesinatos (como el de Alexis Benhumea), violaciones y tortura. Ahora que es presidente ¿Qué nos espera a los mexicanos? 

Sobre Arturo Núñez


El pasado 1 de enero, asumió el cargo como gobernador del Estado, Arturo Núñez Jiménez. La novedad del suceso, consiste en que después de décadas de cacicazgo  priísta, la “oposición” pasa a formar la nueva administración de Tabasco. Ahora bien ¿qué oposición es esa?

Desde un principio, los perredistas militantes de base, así como integrantes de MORENA, hicieron críticas   sobre   el  abanderamiento de Núñez como candidato de dichas organizaciones, entre otras cosas, por haber sido uno de los máximos dirigentes del PRI y su apoyo a la creación del FOBAPROA.

Sin embargo, sus líderes acostumbrados al despotismo y la prostitución política ignoraron por completo las quejas y solo dijeron que el abanderamiento de éste era “pura táctica” pues como se entendía con quienes encabezaban al gobierno anterior, podrían llegar a un acuerdo y ya con el tiempo, poner como gobernador a alguien “bueno”.

Tal parece que don Arturo no solo se entendía con el régimen anterior, sino que también es amigo del nuevo presidente Peña Nieto, ya que ha sido una constante en sus declaraciones, el decir que trabajará en conjunto con él para salvar a Tabasco y lucía muy satisfecho en la toma de protesta del copetudo, esto, sin olvidar  que su carrera comenzó y se mantuvo por largo tiempo en las filas del PRI.

Pese a que Obrador es el temido archienemigo –según él- de los priístas, no dudó en dar la orden a todos sus simpatizantes para que votaran por el arrepentido Núñez, ni Núñez dudó en decir durante su campaña, que el compartía las ideas y prácticas de Andrés Manuel. ¿O sea que si AMLO hubiese sido presidente, andaría muy acaramelado con “los ladrones de cuello blanco” que tanto ha denunciado?

Entre las promesas de campaña que el actual gobernador hizo, la más sonada, y quizá, la que le hizo ganar, fue que los responsables de la tragedia que asolaba al Estado serían puestos tras las rejas, esto evidentemente daba a entender que su compadre Granier pagaría por los delitos cometidos durante su gestión, que fueron varios y ampliamente documentados. Hasta ahora no hemos sabido que se gire orden de aprehensión en su contra. Veremos.

Si me lo preguntan, les diré que el triunfo del PRD no significa un adiós a las prácticas del PRI, pues el PRD es el nuevo PRI. Las expectativas que se tienen de Núñez no deberían ser tantas.

Inauguración de sexenio


Golpeados, humillados, ojos llorosos, con incertidumbre y cubiertos de gas pimienta y lacrimógeno fue como terminaron muchos jóvenes que salieron a las calles del Distrito Federal, el pasado 1ro. De diciembre, para protestar contra la imposición de Enrique Peña Nieto como presidente del país.

Los detenidos fueron 102, de los cuales 21 eran mujeres, un muerto: Brayan Limón García, que falleció a causa de los golpes recibidos por parte de la policía capitalina, era estudiante de la  Vocacional No. 10 e integrante del Movimiento #132.

Gracias a la movilización de asociaciones civiles, organismos en defensa de derechos humanos, familiares y    ciudadanía en general, la mayoría de los detenidos fueron liberados, sin embargo quedaban 14. Los detuvieron por nada, no cometieron delito alguno, muchos ni siquiera formaban parte de la protesta, solo pasaban por el lugar, como ocurrió con los tabasqueños Rodrigo Andrés Nieto y Juan Carlos Jiménez que estaban de compras y acabaron en el Reclusorio Norte.

En lo que a los “actos terroristas” se refiere,  hay  diversas  pruebas en la  red,  que  demuestran  que quienes iniciaron los disturbios, fueron porros, no los jóvenes.

Las calles que rodeaban Bellas Artes, hacían recordar la represión que vivieron los campesinos de San Salvador Atenco, que desde que supieron que Peña Nieto era candidato del PRI a la presidencia, advirtieron que si llegaba al poder, México viviría una represión descubierta. No se equivocaron.

Mientras televisoras de renombre internacional como Rusia Today documentaban los actos represivos, Televisa y TV Azteca se limitaban a describir la actuación de Peña Nieto y a acusar a los jóvenes de violentos y radicales.

Las protestas “pacíficas”, que más bien se definirían como “pasivas e inútiles” encabezadas por Andrés Manuel, pasaron sin pena ni gloria, tal parece que el caudillo  no  comparte  la indignidad de muchos mexicanos. ¿Será ésta su muerte política?

El #132, movimiento del que muchos jóvenes se han decepcionado por considerarlo “tibio” se deslindó de los actos violentos. Al parecer, 132 también está por terminar su ciclo de vida.

Los 14 presos políticos restantes, se encontraban tras las rejas, acusados de “ataques a la paz pública” delito muy parecido al de “disolución social” por el que muchos jóvenes fueron detenidos en 1968. Pero gracias a que mucha gente consciente, indignada y solidaria se organizó y luchó desde sus  trincheras, como la Liga de Abogados 1ro. De Diciembre, pudieron obtener su libertad.

No comenzó un nuevo gobierno, comenzó una nueva resistencia, ya se demostró que la unidad es  la  única  forma en que se puede obtener la victoria.

Se avecinan tiempos oscuros para el país, ya no se aguanta tanto descaro, tanta injusticia. Por suerte, la juventud es revolucionaria por naturaleza y al parecer, está madurando ideológicamente.

Si para iniciar una Revolución se necesitan condiciones específicas, quizá la fórmula de un gobierno fascista, un pueblo dolido y una juventud rebelde, funcione.

A democratizar las aulas


Como casi todos los mexicanos imploramos al cielo por un poco de Democracia para el país, un buen ejercicio para poner en práctica sería que desde los grupos en los que participamos, la llevemos a cabo, escogiendo a nuestros representantes de manera libre y exigiendo que cumplan con su deber. Quizá cuando logremos entender que la Democracia implica   mucho  más  que el hecho de votar, podamos elegir realmente los gobiernos que necesitamos.

La institución desde la que se construyan los cimientos de una nación debe de ser la escuela, por ello es muy importante que los estudiantes se concienticen sobre el poder que poseen estando unidos y en común acuerdo.

Por lo general, en el salón quien ejerce la autoridad máxima y absoluta es el profesor, que en ocasiones, no permite la crítica de sus alumnos que puede servir para el mejoramiento de la clase y el despotismo se convierte en una constante. En este caso, el representante de grupo tiene la obligación de solicitar el apoyo de sus compañeros para exigir al maestro un cambio de actitud, si éste se niega, se acude a la dirección, si la dirección hace caso omiso, se acude a los padres de familia o autoridades educativas haciéndoles de su conocimiento la deficiencia del profesor.

Una violación que se comete en algunas escuelas a los derechos del estudiantado, es la prohibición de Sociedades de Alumnos (algunas han acudido a esta medida después de los movimientos estudiantiles de los años 60´s y 70´s) y se justifican diciendo que para eso están los jefes de grupo, que ellos representan a los alumnos en general. Es tanto como asumir que los directores representan a los maestros, pero todos sabemos que ellos tienen un líder sindical, al que seguramente les impusieron, está vendido o es indiferente a sus demandas. Si ellos dejan que les pisoteen sus derechos, los estudiantes no tienen por qué correr la misma suerte.

Clases mediocres, falta de mobiliario, abuso de profesores o cuotas altas, son algunos de los problemas que se han resuelto en muchas ocasiones gracias a la organización de alumnos, que en más de una ocasión se han tenido que enfrentar a quienes dirigen una escuela. Sin embargo el problema no radica tanto en el autoritarismo e incomprensión de quienes dirigen, sino en  la apatía de quienes deben de exigir.