7 de agosto de 2012

Democracia a buen precio


=EDITORIAL=

La volvieron a hacer, los dueños del poder decidieron quien sería su amigo y confidente que protegerá por los próximos seis años sus intereses y que se hará llamar a si mismo presidente electo.

No hubo nada de especial en la forma en que se fraguó el aparente triunfo de Peña Nieto. Las compras de voto, amenazas y el voto corporativo conformaron el grueso del puntaje que le favoreció.

Aunque los priístas no fueron los únicos en ejercer estas practicas no oficiales de la democracia mexicana (también los panistas y los autodenominados «progresistas» del PRD pagaron por el voto) sí fue éste partido el que mayor inversión puso en el negocio de las elecciones, que acá entre nos, deja muy buenas ganancias.

La doble moral de los lideres amarillos (y sus secuaces naranjas y seudo rojos) no hacen más que dar legalidad a lo que ellos mismos tachan hoy de fraudulento o careciente de legitimidad. Gritan a los cuatro vientos que hubo compra de votos pero se les olvida la invitación que Obrador hizo a aceptar las migajas ofrecidas o el hecho de que en los lugares donde ganaron una gubernatura las elecciones resultaron ser impecables.

Ya no nos engañan ni nos dan atole con el dedo, sabemos que independientemente del color que porten los señores de la clase política, son todos enemigos de los trabajadores.

Aunque pareciera que lo que al pueblo le corresponde son los síntomas de cruda de una borrachera que solo se pusieron unos cuantos, también nos queda nuestra rabia y coraje, nosotros decidimos si la sacamos de una vez o la seguimos guardando.

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